El Mercado que semanalmente se celebra en Murcia se ha convertido en una tradición desde hace siglos. Fue una de las concesiones que tuvo el rey Alfonso X El Sabio con la ciudad. La disposición para que los vecinos y moradores tuvieran el privilegio de celebrar un mercado todos los jueves fue otorgada, estando el Rey Sabio en la ciudad de Sevilla, el 18 de mayo de 1266.

La imagen de Nuestra Señora de los Remedios, también conocida como la Virgen del Cuello Tuerto, durante varios siglos, llegó a representar una de las devociones más populares de la ciudad de Murcia. Se trata de una imagen que pudiera pertenecer al siglo XV, quizá de origen catalán, mide aproximadamente 1,10 m. de altura, realizada en arenisca dura, y que aún conserva algunos restos de policromía, aunque el estado de la escultura está muy deteriorado. Viste túnica y capa blanca y carnados el rostro y las manos, al igual que el Niño que sostiene la Virgen sobre su brazo izquierdo. La iconología de esta representación mariana es conocida como hodigitria, de manera que la figura de la Madre de Dios aparece con el Niño en brazos, generalmente en el izquierdo, mientras su mano derecha señala a su hijo, con una ligera inclinación de la cabeza hacia Él.

Durante los años de 1918 y 1920, la Gripe Española desarrolló una pandemia a nivel mundial, considerada como una de las más devastadoras de la historia. Curiosamente, el nombre de esta enfermedad se debe a que sería nuestro país el que realizó la divulgación del particular problema. En España, las cifras alcanzaron cotas vertiginosas llegando a los ocho millones de personas afectadas y 300.000 fallecidos. En estas desconsoladoras cifras influyeron numerosos factores, entre otros, la ausencia de eficaces protocolos sanitarios e higiénicos. Esas máscaras de tela y gasa, que en la actualidad están lamentablemente tan demandadas, ya habían comenzado a utilizarse, aunque su efectividad fuera del todo nula.

Existen en la Semana Santa de Murcia, desde tiempos ancestrales, unos sonidos característicos y genuinos que emanan de tambores sordos y enormes bocinas que por su desproporciando tamaño se apoyan sobre ruedas. Son conocidos como “toques de burla” o “convocatoria”. 

Murcia me gusta. Ciudad clara de colores calientes, de piedras tostadas, color de cacahuete tostado. Y notas deliciosas de luz, las calles estrechas y sin aceras, las “veredicas del cielo”, las tiendas de los artesanos, el esparto y la cuerda. Y ahora en el crepúsculo, una luz maravillosa.

Jorge Guillen

© LovingMurcia. 2018