La Huerta IV [Las Siete Coronas de Murcia]
Cuando al tibio fulgor de los solares
rayos que mueren, cuando muere el día,
se estremece el Otoño en su agonía
con mortaja de trigos y cañares.
Modula el suave viento en sus cantares
de himno primaveral la melodía,
los naranjos suspiran de alegría
brindando sombra y derrochando azahares.
Entre aquel oleaje de verdores,
bellas ondas de espuma son las flores,
brisa es el viento y el bajel corolas.
Y como ninfa a quien agobia el tedio,
Murcia parece, reclinada en medio,
la sirena que duerme entre las olas.
Pedro Jara Carrillo [La Huerta IV. Las Siete Coronas de Murcia]
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