Fue en al año 2008 cuando en Murcia emergió un singular y a la vez artístico edificio. Su principal virtud estriba en que los 483 cristales que circundan tres de sus fachadas sirven de soporte para una obra parida por el artista murciano, nacido en Valencia, Ángel Haro. El Edificio Entorno 97, nombre que recibe este singular lienzo, está enclavado en la avenida Mariano Rojas de la capital murciana, que desde entonces, permanece “eternamente” ilustrada. Los arquitectos de esta particular obra son Jesus Zafra y Javier Alarcón.

A extramuros de la ciudad de aquellos tiempos convulsos de la Murcia musulmana, en una zona dependiente del Alcazar Nassir a la que se accedía a través del Portillo de la fortaleza o de la Puerta del Toro, se abrían a la huerta unas tahullas de tierras apenas habitadas entonces por algunos pobladores dedicados a la agricultura. Un pequeño caserío denominado Az-Zacata, encorsetado entre la muralla de la ciudad y el meandro del río Segura.

Al margen derecho del río Segura, en su paso por Murcia, se situa el barrio más extenso y poblado de cuantos forman actualmente la capital. En la actualidad, unos 23.000 habitantes, con más de 400 comercios, sus centros culturales, y los espacios de recreo y expansión, dan vida y encanto a este popular barrio murciano.

La ciudad de Murcia, a pesar de no ser costera, también posee un muro defensivo frente a las aguas, en este caso las del Segura. Este “rompeolas murciano” se sitúa al suroeste de la ciudad, junto al cauce del río, y desde su inicio, en el Plano de San Francisco, se adentra en la huerta más de un kilómetro y medio.

Que Murcia no es una ciudad cualquiera podría afirmarlo toda aquel que bien la conoce. Hablamos, sin duda, de una ciudad con vida propia. Esa vida que le trasmiten sus gentes, las mismas que desbordan sus murcianas calles como si de verdaderas arterias se tratara. Aunque no pretendemos hablar de anatomía, bien podríamos decir que hablamos de un corazón, o mejor dicho, de uno de los corazones de la ciudad de Murcia: la Plaza de las Flores.

El origen de esta popular calle se remonta a la reconquista de Jaime I de Aragón tras la rebelión de los mudéjares en la ciudad, hablamos del año 1266. Entre otras medidas tomadas para paliar aquellos enfrentamientos entre musulmanes y cristianos, una de ellas fue la de abrir una vía recta que uniera la primitiva Mezquita Aljama, y hoy Catedral de Santa María, con la que fue Puerta del Mercado (Bad Al-Yadid), situada en el extremo norte de la antigua muralla de la ciudad. Después de esto, los cristianos debieron quedar situados al oeste de esta calle y los musulmanes al este. Aunque al no tener esta medida el éxito deseado, Alfonso X decidió que los cristianos habitaran el interior de la muralla principal y los musulmanes los arrabales.

Murcia me gusta. Ciudad clara de colores calientes, de piedras tostadas, color de cacahuete tostado. Y notas deliciosas de luz, las calles estrechas y sin aceras, las “veredicas del cielo”, las tiendas de los artesanos, el esparto y la cuerda. Y ahora en el crepúsculo, una luz maravillosa.

Jorge Guillen

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