Augurio
Escucha, amigo. Bulle la tartana,
crujen y verbenean verdes hojas
de la morera y tuércense en congojas
hilos de plata de una seda anciana.
"Hilarás tu memoria" en la mañana,
en la tarde de un día -oh tierras rojas,
oh estrellas ya en la noche, oh paradojas
de eternidad efímera huertana-.
Aprende, amigo, goza del Segura,
sube a la reina torre a distenderte
en círculos de lumbre y de verdura.
Que ella vendrá, murcianamente esquiva,
en una eternidad cantada y viva,
con palabras al filo de la muerte.
[Gerardo Diego a la Torre de la Catedral de Murcia, hacia 1941]
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