Murcia sigue penitente
el sendero pasionario,
Viernes Santo mañanero
en ascensión al Calvario.
 
Se van abriendo los cielos
por las saetas y salmos.
Entre claveles y cirios
pasa Cristo condenado,
cargado con el madero
hecho por nuestros pecados.

Murcia me gusta. Ciudad clara de colores calientes, de piedras tostadas, color de cacahuete tostado. Y notas deliciosas de luz, las calles estrechas y sin aceras, las “veredicas del cielo”, las tiendas de los artesanos, el esparto y la cuerda. Y ahora en el crepúsculo, una luz maravillosa.

Jorge Guillen

© LovingMurcia. 2018