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Romería de la Fuensanta

Se despereza la aurora
entre sábanas de plata
y la Virgen se despierta
al clamor de las campanas.
 
Tocan que tocan tocando
coplicas de madrugada
con perfumes a tomillo,
a romero y a retama.

Tocan que tocan tocando
sale la Virgen serrana,
sonriendo a los aplausos
de sus hijos que la aclaman
como Madre y protectora
¡La Virgen de la Fuensanta!
 
El Niño Jesús se asusta
por el clamor de las tracas
y como es tan chiquitín
tiene sueño de mañana
y la Virgen le despierta
empinándole su cara…
 
- ¡Mira niño cuanta gente
nos aplauden y nos cantan!
¡Como tocan las campanas!
¡No te duermas más mi cielo,
que nos vamos a la montaña!
 
El niño Jesús se ríe,
se despereza y se lava
con rayos de sol caliente
que un angelico le alarga.
 
Otro le seca con rosas,
otro le peina con gracia
y otro le ofrece jugando
muchas y muchas naranjas.
 
Sigue la Virgen andando
entre volandas de almas
replican también las aguas
con sus campanas de peces
azules, rosa, esmeralda.
 
La Virgen de los Peligros
sale deprisa a mirarla
apoyando su figura
en su bastidor de nácar
y las dos Vírgenes juntas
se abrazan con la mirada.
 
"Vente si quieres, conmigo
un ratico a la montaña
y te enseñaré los huertos
que me perfuman y guardan
y allí te pondrás morena
como yo. ¿Cabe más gracia?"
 
La Virgen de los Peligros
se entristece y no se marcha;
no quite dejar al puente
que le aprisiona y le canta
cantares de sierra
por la noche y la mañana.
 
Sigue la Virgen su ruta,
camino de su morada,
las moreras le dan sombra
la perfuman las acacias
los azahares se revientan
ofreciédola naranjas,
y los pájaros le dicen:
¿Que quieres que yo te traiga?
 
Canta que cantan cantando
pasa la Virgen serrana
entre lluvias de claveles
y de rosas deshojadas
y el sol se va reventando
de contento al contemplarla.
 
Sube que sube subiendo
por fin llega a la montaña
entre apretones de sol
y cuajarones de palmas.
Va arrogante como Reina
y al ser la Generala
va pasando revista
una por una las almas
Como Madre a todos ríe
como también es huérfana
mira la Vega orgullosa
de su verdor fragancia
cortando ramos de azahar
para adornar su morada.
 
¡Qué contento a los requiebros
el Niñico se mostraba
juega que juega jugando
con limones y naranjas!
 
Y llega al atrio la Virgen,
chillan fuerte las campanas
truenan y truenan cohetes
gritan y gritan las almas.
Los ángeles tiran flores
aplaudiendo con sus alas
y el Señor rompe sus cielos
para mirar cara a cara
rebosando de contento
ante su Madre aclamada.
 
Entra la Virgen al Templo
sudorosa con sus galas.
La gente va descansando
por tanto amor fatigada.
Los aires llevan canciones
de tomillos impregnadas
y en cada pecho un clamor:
¡Viva la Virgen murciana!
¡Viva la Patrona nuestra,
la Virgen de la Fuensanta!

Etiquetas: literatura

Murcia me gusta. Ciudad clara de colores calientes, de piedras tostadas, color de cacahuete tostado. Y notas deliciosas de luz, las calles estrechas y sin aceras, las “veredicas del cielo”, las tiendas de los artesanos, el esparto y la cuerda. Y ahora en el crepúsculo, una luz maravillosa.

Jorge Guillen

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